-
Todas las personas se enfrentan a sucesos estresantes en el transcurso de su vida, sin embargo no todas presentan una respuesta desadaptativa. Muchos de estos síntomas son precisamente una reacción a ciertos acontecimientos. La mayoría de estas reacciones no son graves in prolongadas, pero frecuentemente son causa de intenso malestar.
En el término trastorno adaptativo se recogen las múltiples reacciones posibles ante situaciones de cambio, amenaza, o pérdida frente a las que no es posible adaptarse o, en casos en los que las personas se sienten subjetivamente sobrepasadas por los acontecimientos.
El diagnóstico de trastorno adaptativo es uno de los más usados en atención primaria como sinónimo muchas veces de presencia de síntomas emocionales ante experiencias estresantes de la vida cotidiana. Normalmente se debe establecer un continuo entre la normalidad y los problemas adaptativos.
Según la clasificación del DSM-IV-TR, la característica esencial es que el trastorno es una respuesta a una situación psicosocial estresante identificable. La sintomatología debe presentarse durante los tres meses siguientes al acontecimiento estresante y debe ser de mayor intensidad a la que normalmente es esperable. Además existe un importante compromiso en las actividades de la vida diaria o en el ámbito laboral. Por definición, la sintomatología desaparece a los seis meses de cesar el estrés, aunque en ocasiones puede persistir por más tiempo, dependiendo de la naturaleza del agente estresor.
El manual diagnóstico CIE-10 señala que el malestar emocional o conductual debe aparecer durante el primer mes, y distingue entre reacción depresiva breve (duración menor a un mes) y prolongada (duración que no excede los dos años).
EL DSM-IV-TR diferencia tipos de trastorno adaptativo:
- Con estado de ánimo deprimido.
- Con ansiedad.
- Mixto (con ansiedad y estado de ánimo deprimido): más frecuente en adultos.
- Con trastorno del comportamiento.
- Con alteración mixta de las emociones y del comportamiento (más frecuente en niños y adolescentes).
Además, también especifica:
– Agudo: si la sintomatología está presente menos de 6 meses.– Crónico: para aquellos casos en que la alteración tenga una duración superior a los 6 meses.
Tanto para el DSM como para la CIE, el trastorno adaptativo es un fenómeno dependiente del estrés que debe tener un origen identificable, pero se carece de una lista de síntomas concreta. Aunque esta categoría es precipitada por un estrés, la alteración no tiene que empezar inmediatamente.
Además, se produce una alteración del ámbito laboral o escolar, y en las relaciones interpersonales. La persona mostraría incapacidad para afrontar los problemas, de planificar el futuro o de poder continuar en la situación presente, y un cierto grado de deterioro del cómo se lleva la rutina diaria.
El agente estresor puede ser de diferente naturaleza: simples, continuos, factores múltiples, recurrentes, continuos, afectar a un individuo o a varios, y también acontecimientos relacionados con el desarrollo (crisis vitales).
Se consideran bastante comunes, y pueden presentarse a cualquier edad y en ambos sexos, pero la edad media de aparición está en torno a los 25 años y es algo más frecuente en mujeres y en adolescentes.
En cuanto al curso y pronóstico, en los adultos, cuánto más joven es el paciente mejor pronostico clínico, y en niños al revés, cuánto más mayor es el paciente mejor pronóstico.
La presencia del trastorno adaptativo puede complicar una enfermedad orgánica. Además es bastante frecuente que pacientes con esta patología se sientan desbordados en su capacidad de afrontamiento.
Es preciso diferenciar este trastorno del trastorno por estrés postraumático o del trastorno por estrés agudo, donde además de haber un agente estresor extremo, existe sintomatología particular como pensamientos intrusivos, comportamientos de evitación, episodios disociativos e hipervigilancia. También hay que diferenciarlo de reacciones patológicas a situaciones estresantes sonde la sintomatología es de intensidad normal y no se evidencia un deterioro significativo. En casos de duelo, la reacción ante la pérdida de una persona supone una reacción dentro de la normalidad. De todas formas, si la sintomatología es excesiva, se puede diagnosticar como trastorno adaptativo.
En cuanto al origen, algunos de los factores que influyen en el desarrollo de trastornos adaptativos y otras reacciones de estrés son:
- La vulnerabilidad: hay personas más vulnerables que otras a estresores específicos. Existen varios factores que influyen en la capacidad de un individuo de reaccionar adaptativamente, como: a) la falta de una relación de confianza, b) escasas habilidades de comunicación, c) baja autoestima, d) percepción errónea de que todo cambio en la propia vida es una amenaza, e) falta de apoyo familiar, psicosocial y económico.
- Experiencias que una persona tiene durante sus primeros años de la vida: circunstancias como fallecimiento o enfermedad de la madre.
- Características del estresor: el número, significación, y la forma de presentación del evento estresante influyen en la capacidad de adaptación. No obstante, el enfrentamiento previo a situaciones similares y la disponibilidad de recursos personales y sociales favorecen una respuesta adaptativa al estrés.
Dos aspectos se han de mencionar:
- Es importante la forma de presentación, habiendo traumas agudos y crónicos.
- A veces los diagnósticos de trastorno de adaptación traen camuflados problemas afectivos y hay riesgo de realizar un diagnóstico erróneo o generalizado.
El tratamiento está basado en el cese del factor estresante. Muchos factores estresantes pueden evitarse o reducirse (por ejemplo, evitar asumir más responsabilidad de la que el individuo es capaz de manejar). Por tanto, el abordaje terapéutico se basa en aquellas medidas que permitan una reducción del agente estresante, potenciar el afrontamiento con el agente estresor, y ayudar al paciente a moderar ese equilibrio.
Muchas veces estos problemas surgen como respuesta ante situaciones nuevas a las que las personas no logran adaptarse. En estos casos, se trata de ayudar al paciente a reubicarse en la nueva forma de vida, procesando a nivel emocional las vivencias ocurridas.En numerosas ocasiones, la ansiedad acompaña a este tipo de cuadros clínicos. En este sentido serían útiles la relajación, el ejercicio físico, la respiración abdominal.
Para trabajar la sintomatología depresiva que acompaña al trastorno es necesario hacer una reestructuración de pensamientos y modificar aquellos que son distorsionados.
Otro de los aspectos sobre los que se hace hincapié es la psicología positiva, considerando al individuo como una persona activa y fuerte, que cuenta con una capacidad natural de resistir y rehacerse, a pesar de vivir adversidades. Se trata de potenciar las habilidades de afrontamiento del paciente.
BIBLIOGRAFÍA
Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV).
Manual de Psicopatología (Amparo Belloch, Bonifacio Sandín y Francisco Ramos). 2009.
Manual de Psicología Clínica. Centro Documentación de Estudios y Oposiciones (CEDE). 2011.