Tolerancia a la frustración

  1. ¿Qué es?

    La frustración, es el sentimiento que surge cuando no
    logramos conseguir lo que queremos o anhelamos, es una reacción de molestia, depresión, angustia… El problema no se encuentra en el enfado que vivimos frente a las situaciones, si no en nuestra actitud ante ellas. Cuando la tolerancia que manifestamos en determinadas ocasiones es baja, entonces surgen los conflictos y dificultades emocionales

     

    ¿Por qué ciertas personas manifiestan baja tolerancia a la frustración?

    El origen de la tolerancia a la frustración podemos encontrarlo en la propia infancia y el estilo educativo que hemos recibido. De bebés, cuando necesitamos algo, los adultos de nuestro alrededor se esfuerzan por darnos aquello que pedimos. En los primeros momentos, esas necesidades son básicas, como comer o dormir. No sabemos esperar ni entendemos el concepto del tiempo y la espera.
    Sin embargo, según vamos creciendo, empezamos a vivir experiencias que nos generan frustración, ya que dejamos de querer solamente cosas básicas, para pasar a desear cosas que no son totalmente necesarias para nuestra supervivencia.

    Los padres, tienen entonces que gestionar el retraso de las gratificaciones, hecho importante para poder desarrollar una tolerancia a la frustración equilibrada. Resulta por ello necesario, que desde pequeños podamos ir tolerando no tener inmediatamente lo que queremos, saber esperar para obtener aquello que deseamos, no angustiarnos desde el primer momento, e incluso tener rabietas frente a los tiempos de espera. Si conseguimos vivir en primera persona ese cúmulo de sensaciones, conseguiremos el objetivo de no frustrarnos frente a los inconvenientes de la vida. Si no, de adulto experimentaremos  gran malestar cuando nos pongan límites, cuando no podamos satisfacer nuestros deseos de forma inmediata, y querremos poner fin a esa desagradable sensación que no sabemos manejar.

     

    Cómo trabajar la baja tolerancia a la frustración desde pequeños

    Esa base de aprendizaje que comentamos, puede iniciar su proceso de asimilación desde los primeros años de vida, atendiendo a las siguientes directrices:
    Permitir experimentar al niño/a pequeñas frustraciones
    Evitar la sobreprotección como estilo educativo
    Establecer normas y límites claros desde la infancia
    Aprender las repercusiones positivas y negativas que tienen nuestros actos, deseos y emociones
    Favorecer un desarrollo personal equilibrado
    Comunicación emocional con los hijos que permita obtener unos referentes estables como guía

     

    tolerancia-adultoY de adultos… ¿Qué puedo hacer si me frustro con facilidad?
    La persona que manifiesta baja tolerancia a la frustración tiene una serie de creencias que están condicionando su forma de ver la realidad. Todo ello, le está llevando a sentir emociones negativas y desagradables al respecto. Por ese motivo, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:

    Ser conscientes de nuestras frustraciones diarias y atender a las reacciones que tenemos al respecto
    No confundir entres deseos y necesidades, los primeros pueden esperar, y los segundos, necesitan ser satisfechos con carácter más inmediato
    Asumir que no podemos obtener todo lo que queremos y que la vida no siempre es fácil y cómoda
    Aprender a soportar sensaciones negativas tales como el dolor, la espera, el fracaso, etc., ya que no son destructibles
    Identificar el entorno próximo en el que nos manejamos para tratar de sanear y evitar personas y situaciones que sean fuente continua de frustración y pérdida de energía
    Contrastar con los demás si mis sensaciones y reacciones son exageradas para poder recondicionarlas hacia una actitud más equilibrada
    Tratar de buscar soluciones adecuadas a nuestro malestar, centrándonos en las alternativas, no en las sensaciones negativas

     

    Consecuencias

    Por lo tanto, resulta importante trabajar a nivel emocional las estrategias necesarias para poder afrontar de forma efectiva las dificultades que la vida nos presente. En caso contrario, nos encontraremos con adultos que solo piensan en un bienestar a corto plazo y que frente a conflictos carecen de habilidades para manejar el malestar y se desmotivan con facilidad.
    Todo ello provoca que abandonen con mayor rapidez los proyectos y metas que les supongan esfuerzos y que eviten situaciones que les generen sensaciones negativas y desagradables.
    De esta manera, se pierde la capacidad de disfrutar plenamente de parte de la vida, por lo que no debemos olvidar, que nosotros elegimos el modo de enfrentarnos a la adversidad y con ello, vamos desarrollando un equilibrio emocional que tan necesario resulta para nuestra salud psicológica.

     

    Bibliografía

    “El camino a la tolerancia”. Albert Ellis. Editorial Obelisco, 2006.
    “Sentirse bien”. David Burns. Editorial Paidos, 2003.
     http://www.tupsicologia.com

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