La Otra Parte Del Bullying, Consecuencias En El Acosador, ¿Qué Pasa Si Es Mi Hijo El Que Acosa?

  1. El bullying, término en inglés empleado para describir diferentes tipos de acoso, se emplea generalmente en España para hacer referencia al acoso escolar, es decir, a toda forma de maltrato físico, verbal o psicológico que se produce entre escolares, de forma reiterada y a lo largo del tiempo.

    El acoso escolar tiene lugar sobre todo en los centros educativos. Aunque también, sobretodo hoy en día y gracias en parte a las nuevas tecnologías, puede ser fuera del recinto escolar e incluso por vía telefónica, internet, etc.

    Añadir que la mayoría de las veces se produce de manera imperceptible a ojos de profesores y padres, independientemente de que su hijo sea víctima o agresor.

    Tipos de perfiles en el Bullying

    Agresor: Individuo que puede ser descrito como una persona que necesita tener dominio sobre otro para sentirse poderoso y reconocido. Suele tener dificultades para empatizar (habilidad de reconocer los sentimientos de otra persona) y problemas de habilidades sociales (conjunto de actividades que permiten que nos relacionemos con los demás de manera efectiva y satisfactoria).

    Aparentemente puede parecer una persona con seguridad, sincera y con éxito entre los compañeros de clase, pudiendo ser el ‘’graciosillo’’, con popularidad y capacidad para que otros le sigan. Sin embargo, no suele ser capaz de respetar las normas y límites. Son chicos/as que tienen bastante impulsividad y muy poca tolerancia a la frustración. Además, de escasa capacidad de autocrítica y ausencia de sentimiento de culpa por el acoso que llevan a cabo.

    Víctima: está formada por un grupo tan grande que cualquier persona puede convertirse en el blanco de las burlas. Pueden no disponer de tantos recursos o habilidades sociales para reaccionar como el resto de compañeros, además de ser menos sociales o asertivos. A veces, pueden estar más sobreprotegidos por sus padres o disponer de una menor autonomía.

    Espectadores: son los compañeros de las víctimas y los agresores. Intentan no tener que intervenir ante situaciones de maltrato, por miedo a ser incluido en la agresión o en la victimización. Generalmente el agresor necesita silencio y complicidad ante la realización del abuso. El espectador hace que el agresor se crea más fuerte y popular.

    ¿Qué hacer si es mi hijo el que acosa? ¿Cómo puedo saber si mi hijo es un acosador?

    Recibir la noticia de que tu hijo pueda estar acosando a otro de primeras provoca rechazo y negación por parte de los padres, ya que estos no esperan que su hijo pueda hacer algo así. En muchos casos, los padres apoyan a su hijo, reforzando así la conducta y dándoles una mayor sensación de seguridad e impunidad. Esto es el problema principal: no piden ayuda para atajar dicho problema y este puede convertirse en algo peor a la larga.

    Hay conductas gracias a las que los padres pueden detectar, o al menos intuir, si su hijo es un acosado. Por ejemplo, si tiene actitudes con el resto de compañeros en las que recurrentemente se burla, les ridiculiza, intenta que sus amigos le sigan en sus actividades y opiniones, se enfada y les insulta si le contradicen o se oponen a él.

    Suelen ser niños acostumbrados a que no les frustren en su día a día, a conseguir las cosas sin ningún tipo de esfuerzo.

    Esa manera de actuar (acosando) es una forma de llamada de atención y puede ser incluso una petición de ayuda, ya que no saben comportarse de una manera satisfactoria y tratan de conseguir dicha satisfacción de una forma totalmente errónea.

    Como padres, lo que pueden hacer ante esta situación que su hijo está viviendo es, por un lado poner normas y límites claros que se cumplan, ya que a través de ellos no solo les damos cariño y seguridad (saben hasta dónde pueden llegar) sino que con ellos desarrollan un mayor autocontrol. Por otro lado, saber decir que no hace que tengan una mejor tolerancia a la frustración. Otra cosa que se puede hacer es poner una consecuencia o castigo, además de enseñarle y que pueda reparar el daño causado.

    Por último, es importante que exista una reeducación para que entiendan por qué está mal lo que han hecho, trabajando la empatía, tolerancia a la frustración y habilidades sociales. Para que se relacionen de una manera más satisfactoria y rica con sus iguales y no les creen problemas a la larga.

    Este proceso puede conllevar grandes dificultades, y los padres no siempre se sienten capaces de llevarlo a cabo por sí mismos, por lo que puede ser conveniente y de gran utilidad el contar con la colaboración de un profesional que ayude al hijo a entender las diferentes emociones que ha podido estar atravesando y que guíe a los padres en la reestructuración de las dinámicas familiares para que puedan facilitar el cambio, no solo en sus hijo, sino también en la forma en que interactúan con él, sin sentirse culpables por no haber podido hacerlo con anterioridad.

    Referencias

    Gómez Nashiki, A. (2013). Bullying: el poder de la violencia. Una perspectiva cualitativa sobre acosadores y víctimas en escuelas primarias de Colima. Revista mexicana de investigación educativa18(58), 839-870.

    Mengual, E. (2016). Acoso Escolar ¿Y si es tu hijo el que acosa en el cole?. Madrid. Elmundo.es.: Recuperado de: http://www.elmundo.es/sociedad/2016/02/05/56aa5de1e2704ee7388b45e7.html

    Universidad Internacional de Valencia. (2014). Los perfiles tipo en el bullying: víctima, agresor, instigadores y espectadores pasivos. Valencia. Recuperado de: http://www.viu.es/los-perfiles-tipo-en-el-bullying-victima-agresor-instigadores-y-espectadores-pasivos/

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