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Muchos padres temen que lleguen las vacaciones de verano, ¿qué hago todo el día con mi hijo?
En primer lugar debemos plantearnos las vacaciones como una gran oportunidad de pasar tiempo con nuestros hijos, enseñarles, dejarles que aprendan y aprovechen para descansar después del duro año lectivo. Hay tantas opciones posibles como familias, cada una deberá ajustarse a una serie de parámetros: edad y necesidades de los niños, situación laboral de los padres, tiempo y recursos de los que se dispongan, etc…
Es importante que la decisión sobre qué hacer con los hijos durante las vacaciones se decida de forma conjunta, dejando a nuestros hijos la posibilidad de expresar sus necesidades. Los padres deben recoger esa información y tratar de amoldarla lo mejor posible teniendo en cuenta los factores ya mencionados. Lo ideal será buscar un equilibrio entre las necesidades de los hijos y de los padres. De este modo fomentaremos la autonomía, la toma de decisiones, la adquisición de responsabilidades, el autoconocimiento y la tolerancia a la frustración.
El día tiene muchas horas y lo recomendable es poder tener tiempo para todo: tiempo en familia, tareas de casa, descanso, deberes, socialización, deporte y aburrimiento. No pasa nada porque nuestros hijos se aburran, estamos acostumbrados a rellenar su día con un sinfín de tareas, una detrás de otra, “no vaya a ser que esté sin hacer nada y se aburra”. En este caso debemos buscar un equilibrio, dejando tiempo para que explore, pero manteniendo ciertas rutinas y estableciendo límites. Todo dependerá de cómo sea cada niño, los límites, al igual que todo lo demás, se deberá ajustar a las necesidades de cada familia.
Otra preocupación que aparece en esta época del año es el uso excesivo de la tecnología por parte de nuestros hijos. Organizando las vacaciones de forma correcta, conseguiremos no tener que recurrir a ella para ocupar el tiempo. Al igual que durante el resto del año deberán tener cierto control a la hora de usar móviles, ordenador o tablet y no podemos olvidar que los modelos somos los padres, por lo que debemos predicar con el ejemplo. Debemos prestar especial atención a la cantidad de tiempo que les vamos a dejar utilizar dichos dispositivos, al contenido que van a poder ver y como en todos los aspectos de la educación, ser firmes si se incumplen esas normas.
Una alternativa que presenta muchas ventajas es que los hijos participen en un campamento de verano. Existen gran variedad de campamentos y debemos elegir el que mejor se ajuste a nuestras necesidades y las de nuestros hijos. Hay campamentos orientados a la adquisición de idiomas, deportivos, multi-aventuras… pero en todos ellos se fomenta la autonomía, un aprendizaje más práctico que teórico, la convivencia con los iguales, el trabajo en equipo, el cumplimiento de normas y el sentido de la responsabilidad. Estas experiencias pueden ayudar al desarrollo personal y emocional de nuestros hijos, la autoestima y la seguridad en sí mismos.
En los padres recae la responsabilidad de hacer una elección correcta del campamento, buscando siempre que estén bajo la supervisión de profesionales competentes que se preocupen por su seguridad y bienestar. Para ello lo aconsejable es recoger información del campamento en cuestión, mediante la búsqueda en internet, vía telefónica o visitando el campamento. Una vez recogida la información se deberá valorar de forma conjunta y natural con nuestro hijo.
Una de las dificultades más habituales que suelen aparecer en los niños con alto grado de dependencia es la separación de los padres. En estos casos se recomienda optar por campamentos en los que no se pernocte, o si es así que no sea durante muchos días, de este modo evitaremos el rechazo al campamento, o que se convierta en una experiencia negativa. Una vez habituado a separarse de los padres, será más fácil que se normalice, facilitando que quieran regresar en futuras ocasiones.
Una alternativa a los campamentos son los talleres orientados a la consolidación de conocimientos adquiridos durante el curso o reforzar aquellas áreas en las que presentan dificultades. Estos talleres tienen una eminente finalidad educativa, pero sin perder de vista el disfrute y las relaciones con los iguales.
Dentro de la oferta de talleres podemos encontrar:
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Taller de técnicas de estudio: promueven la adquisición de las estrategias necesarias para poder estudiar de forma eficaz y poder mejorar el rendimiento académico.
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Taller de habilidades sociales e inteligencia emocional: se facilita el desarrollo de la comunicación y la relación con los iguales. Se trabaja de forma específica el reconocimiento y gestión de las emociones.
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Taller de lecto-escritura: se trabaja de forma entretenida la velocidad y comprensión lectora, y la expresión escrita.
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Taller de creatividad: dentro de actividades lúdico-educativas se refuerza y potencia la creatividad e imaginación.
BIBLIOGRAFÍA
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Psicóloga en Bilbao » Artículos » Vacaciones e hijos: una oportunidad para crecer
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